Algunas personas trabajan muy duro para alcanzar progresivamente la felicidad, a través del dinero, que lógicamente será fruto de tan arduo trabajo.
Esta parece ser una aseveración contundente, sencilla y sin fallas de lógica.
Sin embargo el dinero no es real.
El dinero es muy eficiente (comparado con el trueque, por ejemplo) y es un concepto abstracto que hemos tratado de domar aquí desde innumerables puntos de vista, a través de sus efectos, sus propiedades funcionales, sus características, sus métodos más óptimos.
El dinero es simplemente un método para intercambiar cosas. El dinero vale porque acordamos que tenga un cierto valor.
La felicidad por otra parte es un estado emocional de cierta volatilidad.
Existen seis emociones: felicidad, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa. Estas son las emociones básicas, ni siquiera exclusivamente humanas.
La mayor parte del tiempo no estamos en ninguno de estos seis estados emocionales.
En un interesante artículo del Harvard Business Review, menciona que la gente usa mucha información técnica que hay sobre como ganar dinero o invertir, pero piensan que ya saben cómo gastar el dinero para cosechar la mayor felicidad posible. Como resultado de ello, siguen su intuición, utilizando su dinero para comprar cosas que piensan que los hará felices, desde televisores, coches, pasando por las casas, segunda vivienda, y más.
Y aún así, parece estar confirmado que estas cosas no tienen ningún impacto en la felicidad.
Sin embargo hay otras formas de lograr felicidad a través del dinero. Por ejemplo pone felices a las personas donar. Warren Buffet donó 99% de su riqueza a la caridad y confesó que esto lo hizo inmensamente feliz.
Se hicieron estudios serios donde se concluyó que otras formas de generosidad también traen felicidad a quien regala algo a un amigo o amiga. Gastar dinero en otro supera ampliamente a gastarlo en uno mismo, en términos de la felicidad que genera (en quien regala por supuesto).
No se requieren grandes cantidades gastadas, incluso $5 tiene este impacto.
También existen programas de bonos de premio para empleados, donde un empleado nomina a otro para hacer que la empresa le entregue $150 (Google) tiene este efecto en quien nomina. Siempre estamos hablando del «dador» del regalo, donación o beneficio.
Hablando de emociones y dinero, si tienes que presentar algo, difundir una idea, vender o persuadir, considera que solo existen estos 6 botones, 6 emociones básicas que se pueden activar con tu historia para que sea recordada. Enfoca tu energía ahí. Palabras en cambio, existen muchísimas más.
La propuesta de valor que ofreces es una historia sobre lo obtenido a través de la compra. Una historia que se cuenta a sí mismo el comprador.
Estas 6 emociones están programadas en una parte del cerebro muy básica, programadas para reaccionar rápidamente, sin pensarlo. Provocan por ejemplo tomar la decisión de huir en una fracción de segundo. Esto está construido químicamente muy profundo en nuestro cerebro heredado por la evolución.
El ser humano cuenta además con otras emociones, más evolucionadas como el amor, odio, amistad, pena, esperanza, valor, celos, percepción de justicia, percepción de riesgo, merecer o no, lo que piensan mis vecinos de mi, si compro algo y luego el precio cambia me puedo sentir muy inteligente o muy tonto, vergüenza, culpa. Estas son nuevas y son producto de la nueva corteza cerebral (neo cortex) en un cerebro evolucionado. ¡Por éstas existe la civilización!
El punto de confluencia más claro, donde yo opino que residen las consecuencias del dinero sobre las emociones, es en el valor que le damos a las cosas. El precio y el costo no son abstractos, el valor si. Por eso no tiene mucho sentido calcular un precio en base al costo, sino en el valor de lo que ofrecemos.
…
Para tener acceso al resto de los contenidos publicados, directamente desde aquí: Contenidos.
..
.
Escuela de Dinero 
Excelente artículo y buena muy buena web… Sigo leyendo.